lunes, 18 de noviembre de 2013

Aquel disco de las canciones con letras muy largas –1–

Es un día cualquiera de otoño y estamos en Nueva York. Polito Vega y otros dos djs de radio entran a un salón que hace las veces de sala de audiciones en las oficinas de Fania Records, ubicadas en el número 888 de la 7ª avenida de Manhattan. Allí les esperan, con aire grave, Víctor Gallo y Jerry Masucci. El primero se encarga de administrar el dinero de la disquera y el segundo es el amo y señor de todo eso. Incluso, de los locutores.
Los visitantes saben bien el motivo de la cita: vienen a escuchar el último proyecto conjunto de Willie Colón con el cantante y compositor Rubén Blades. Ellos son los djs latinos más importantes de la ciudad y Masucci quiere saber si les gusta esta producción. Después de los saludos de rigor y justo cuando comienzan a libar los tragos de ron, el amo se acerca al reproductor de carrete abierto y aprieta el botón de play.
Suenan unos acordes de discomusic y todos comienzan a verse las caras.

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Willie Colón y Rubén Blades, durante la grabación de Siembra                                         Fabian Ross
Ahora retrocedamos el tiempo unos meses. Era un día de verano de 1978 en Manhattan cuando Willie y Rubén decidían meterse en La Tierra Sound Studios, en el piso 25 del 1440 de Broadway, para comenzar a grabar Siembra, el nuevo álbum en el que llevaban trabajando unos meses. Un año atrás habían alcanzado un notable éxito con su primer disco juntos, Metiendo mano!, y tenían fe en lo que estaban ahora cocinando. Gracias a la buenas ventas del trabajo anterior Willie había recibido de Jerry carta blanca para hacer lo que quisiera, por lo que la pareja tenía dinero, plena libertad de acción y todas las horas de estudio del mundo. Rubén estaba también consciente de que ese era el momento preciso para interpretar cierto puñado de canciones que había estado componiendo entre 1976 y 1977.


Colón había dejado en manos de Blades el concepto del LP para concentrarse en la producción. Eso era lo que el Malo había estado haciendo desde que se separara de Héctor Lavoe en 1973, y con buenos resultados además. Willie se había esforzado en profundizar sus estudios formales de música -él había empezado a tocar en la calle-, por lo que ahora se inclinaba a sonidos más experimentales y combinaciones incluso sinfónicas sin dejar a un lado la potencia necesaria para hacer bailar a la gente. Gracias al disco anterior, se estaba despertando en Colón el gusanillo de la conciencia como latinoamericano en una ciudad anglo, aún a pesar de haber nacido en ella. Esto le hizo apoyar las ideas políticas de Blades con mucho entusiasmo.
La orquesta que participó en las sesiones, muy aceitada, muy buena, estuvo compuesta por Willie, Leopoldo Pineda, José Rodrigues, Angel papo Vásquez y Sam Burtis en los trombones -lo que se podía llamar una verdadera pared de metales-; junto a ellos, en el piano y el Fender Rhodes estuvo José professor Torres, Salvador Cuevas y Eddie guagua Rivera se turnaron en el bajo, José Mangual Jr. se afincó en el bongó y las maracas, Eddie Montalvo -que recién comenzaba a tocar para la orquesta de Lavoe- sonó las tumbadoras (en lugar de Milton Cardona, que era el conguero oficial de Willie), Jimmy Delgado bateó los timbales y Brian Drake hizo lo propio en la batería. En los coros estaban Willie, Rubén, Mangual y Adalberto Santiago. Aunque no aparece en los créditos, Rubén debió haber tocado la guitarra en alguna de las canciones.
Eddie Montalvo
Los músicos no recuerdan nada inusual de las sesiones. Blades asegura que se hicieron en apenas tres días, porque de aquellas era mucho más fácil grabar en vivo y ya luego se harían las adiciones o mezclas con más calma. Mangual afirma que hubo una que otra discusión, pero al final todos los músicos confluyeron en sana paz. Jimmy Delgado recuerda que al comienzo de las grabaciones no pensó que el álbum fuese a ser diferente del resto de discos de salsa que se producían en la ciudad para aquel entonces, dejando entrever que esos LP eran producciones que se escuchaban solamente con los pies.
Pero este no. Este no, porque las intenciones eran otras. Rubén, que venía del Sur, de Panamá, tenía una visión distinta de aquello que en Estados Unidos llamaban Latin America. Y si eras joven, inclinado hacia la política y vivías en un país latinoamericano, podías tener más conocimiento de cómo se batía el cobre en esas naciones a donde solo iban los músicos de Nueva York a hacer mover las piernas. En su primera gira con Colón, Rubén estuvo en varias capitales de la región (entre ellas Caracas) y pudo darse cuenta del impacto que tenían las letras de temas como Pablo Pueblo o Plantación adentro, canciones que en Nueva York no habían sido un gran suceso. Se dio cuenta de que la música podía ser un altavoz adecuado para sus intenciones políticas y decidió canalizar allí sus ambiciones.
Se percató -también- de que su público natural estaba más allá de las fronteras de los cinco condados de la ciudad, y estaba compuesto por oyentes que buscaban una narrativa distinta, marcada por  vivencias y mensajes. Que escuchaban más con las orejas que con los pies.
Por eso Siembra no podía empezar con otro tema que no fuese Plástico, que arrancaba inocentona con riffs de violines y esos acordes de discomusic arriba mencionados, para luego intercambiar ritmos guerreros de bomba y guaracha

Ella era una chica plástica de esas que veo por ahí
de esas que cuando se agitan sudan Chanel Number Three
que sueñan casarse con un doctor pues él puede mantenerlas mejor
no le hablan a nadie si no es su igual, a menos que sea fulano de tal
son lindas, delgadas, de buen vestir, de mirada esquiva y falso reír

El era un muchacho plástico de esos que veo por ahí
con la peinilla en la mano y cara de yo no fui
de los que por tema en conversación discuten que marca de carro es mejor
de los que prefieren el no comer por las apariencias que hay que tener
pa' andar elegante y así poder una chica plástica recoger

Era una pareja plástica de esas que veo por ahí
El pensando solo en dinero; ella en la moda en París
Aparentando lo que no son, viviendo en un mundo de pura ilusión
diciendo a su hijo de cinco años: no juegues con niños de color extraño
ahogados en deudas para mantener su estatus social en boda o coctel

Era una ciudad de plástico de esas que no quiero ver
de edificios cancerosos y un corazón de oropel
donde en vez de un sol amanece un dólar, donde nadie ríe, donde nadie llora
 con gente de rostros de poliéster que escuchan sin oír y miran sin ver
gente que perdió por comodidad su razón de ser y su libertad

Pero esto no termina aquí. A continuación comienza el mitin. Sí, un mitin en mitad de la canción. Vean

Oye latino, oye hermano, oye amigo, nunca vendas tu destino por el oro ni la comodidad.
Nunca descanses pues nos falta andar bastante, vamos todos adelante para juntos terminar
con la ignorancia que nos trae sugestionados, con modelos importados que no son la solución.
No te dejes confundir, busca el fondo y su razón. Recuerda: se ven las caras, pero nunca el corazón.

Y más adelante

Pero señoras y señores, en medio del plástico también se ven las caras de esperanza.
Se ven las caras orgullosas que trabajan por una Latinoamérica unida y por un mañana de esperanza y de libertad.
Se ven las caras de trabajo y de sudor, de gente de carne y hueso que no se vendió
de gente trabajando buscando el nuevo camino, orgullosa de su herencia y de ser latino
de una raza unida, la que Bolívar soñó.

...para cerrar, ya ustedes lo deben haber escuchado toneladas de veces, nombrando a un puñado de países de la región y reclamando a la vez la salida del poder de Anastasio Somoza, el hombre que tuvo cogida por el cuello a Nicaragua durante muchos años y que terminó derrocado casualmente -o no- pocos meses después de publicarse el disco.
José Mangual Jr.                                    Martin Cohen
Plástico fue un concepto en sí mismo y no es fácil encontrar alguna canción semejante en cualquier género musical. Porque para algunos entra incluso en la categoría de himno. Estaba claro que el panameño quería posicionarse en todo el continente y se valió del talento y la experiencia de Willie para conseguirlo. Porque la melodía es atrayente y su cadencia es rabiosamente bailable -y eso ayudó a popularizarla.
Además, la letra iba al grano y criticaba la apatía política de las personas, la alienación social en la que están inmersas, y las conminaba a moverse, a hacer algo, a buscar la manera de cambiar las cosas. Algo que sonaba tan utópico en ese entonces como puede sonar ahora.
Del plástico pasamos a otros menesteres, con una canción que ninguno de ellos pensó que iba a pegar, porque tiene una vaga relación con la línea conceptual del LP. Buscando guayaba, un guaguancó, fue escrita por Rubén para Rubén, porque aquí la fruta parece suplantar a la almeja: el cantante tenía fama de mujeriego y esta guayaba no era más que el premio final de la seducción

Me fui pa'l monte buscando guayaba
por la vereda del ocho y el dos
y aunque encontré una casa dorada
esa guayaba no hallaba yo

Mucho he viajado por todo el mundo
y nunca nunca pude encontrar
una guayaba que me gustara
y detuviera mi caminar

Y aunque encontré una casa dorada
esa guayaba no pude hallar

Eddie guagua Rivera
Es, de todo el álbum, el único tema que tenía el alma original de la salsa: una letra corta, pícara; un montuno largo y tres solos instrumentales, porque para el resto del disco casi todos los solos de importancia los haría la prosa de Rubén. El primero de ellos lo hizo el trombón de Willie Colón (paradójicamente, el único solo grabado con esa orquesta de cinco trombones), después sobrevino un solo de boca de Rubén cuyo origen es un poco incierto, aunque todo parece indicar que Yomo Toro no se presentó a la cita en el estudio, por lo que Blades decidió tomar nota de los acordes de piano de Torres e inventarse la melodía. Tendría la certeza de que esa parte sería borrada para adjuntar un solo registrado a posteriori, pero a Willie le gustó el efecto que causaba y decidió dejarla.
El último solo de Buscando guayaba es uno -corto- de Jimmy Delgado.
Luego está Pedro Navaja, ese portento que hizo de Siembra un disco puntero. La canción, sin embargo, no fue invención original de Rubén: el tema del malandro de barrio venía de muy atrás y ya existía un personaje similar en la Ópera de los vagabundos, presentada en 1728 en Londres por John Gay. Pasarían dos siglos para que el tema volviese a ser trabajado, esta vez por Bertolt Brecht y Kurt Weill dentro de su Ópera de los tres centavos. Es allí donde nació Mackie Messer, o Mack the Knife, como personaje bien delineado y con música definida. Treinta años después habría una nueva versión de la canción, popularizada en esta ocasión por Bobby Darin, en 1959. Y es esa la versión que escuchó por radio Rubén, cuanto tenía 11 años y vivía en ciudad de Panamá. El quedó prendado de la melodía. Tanto, que la tendría en la mente durante varios años hasta que logró rehacerla añadiéndole elementos del barrio latino. Fue así como nos la cantó

Por la esquina del viejo barrio lo vi pasar
con el tumbao que tienen los guapos al caminar
las manos siempre en los bolsillos de su gabán
pa' que no sepan en cuál de ellas lleva el puñal

Usa un sombrero de ala ancha de medio lao
y zapatillas por si hay problemas salir volao
lentes oscuros pa' que no sepa qué está mirando
y un diente de oro que cuando ríe se ve brillando

Como a tres cuadras de aquella esquina, una mujer
va recorriendo la acera entera por quinta vez
y en un zaguán entra y se da un trago para olvidar
que el día está flojo y no hay clientes pa' trabajar

Un carro pasa muy despacito por la avenida
no tiene marcas pero to'os saben que es policía
Pedro Navaja las manos siempre dentro del gabán
mira y sonríe y el diente de oro vuelve a brillar

Mientras camina pasa la vista de esquina a esquina
no se ve un alma, está desierta to'a la avenida
cuando de pronto esa mujer sale del zaguán
y Pedro Navaja aprieta el puño dentro del gabán

Mira pa' un lado, mira pa'l otro y no ve a nadie
y a la carrera pero sin ruido cruza la calle
Y mientras tanto en la otra acera va la mujer
refunfuñando pues no hizo pesos con qué comer

Mientras camina del viejo abrigo saca un revólver, esa mujer
y va a guardarlo en su cartera pa' que no estorbe
un 38 Smith & Wesson del especial
que carga encima pa' que la libre de todo mal

Y Pedro Navaja puñal en mano le fue pa' encima
el diente 'e oro iba alumbrando toda la avenida (¡guiso fácil!)
mientras reía el puñal le hundía sin compasión
cuando de pronto sonó un disparo como un cañón

y Pedro Navaja cayó en la acera mientras veía a la mujer
que revólver en mano y de muerte herida, ay, le decía:
lo que pensaba, hoy no es mi día, estoy salá.
pero Pedro Navaja tú estás peor, no estás en ná.

Y créanme gente que aunque hubo ruidos nadie salió
no hubo curiosos, no hubo preguntas, nadie lloró.
Solo un borracho con los dos muertos se tropezó
cogió el revólver, el puñal, los pesos y se marchó

Y tropezando se fue cantando desafinao
el coro que aquí les traigo y del mensaje de mi canción:
La vida te da sorpresas, sorpresas te da la vida
ay, Dios

Aunque la escena haya sucedido en Nueva York, Pedro representó un arquetipo conocido por todos los que hemos vivido en alguna ciudad latinoamericana y hemos visto en primera fila a esta clase de personajes. Y, como arquetipo, resultó terriblemente atractivo aunque uno no coincidiera con su moral. A fin de cuentas, fue un retrato del hombre de barrio, del guapo en el sentido latinoamericano de la palabra. La melodía compuesta por Rubén compartía armonías e intenciones con la de Weill, aunque la diferencia de ritmos acabó por separarlas. Distinto es también el papel de la mujer, pues él quiso darle más protagonismo al punto que ésta termina matando al hombre. Sí, ese mismo macho que en tantas otras canciones había matado a una mujer.
Hay más. Una ironía fina hizo al coro cantar en dos ocasiones el estribillo de América, composición incluida en el musical West Side Story. Ironía porque, ya ven, residir en el ansiado Norte no era garantía de un mejor nivel de vida. Sobre todo si eras latino.
María Lionza en la autopista del Este, Caracas
En una de las primeras tomas de la grabación, Rubén dijo que la prostituta se daba un toque (en vez de un trago) en aquel famoso zaguán, pero la referencia a las drogas fue descartada en la mezcla final. Para darle sonido de ambiente, el ingeniero de sonido, Jon Fausty, colgó de una de las ventanas del estudio unos micrófonos y registró las sirenas de un camión de bomberos que pasaba por Broadway. De esta forma fue sencillo escenificar la atmósfera de calle que se escucha al principio y al final del tema. El estupendo arreglo de Luis perico Ortiz era progresivo y contribuyó a acentuar el vértigo de la narración, aunque impidió tambiém que se pudiera hacer una edición exitosa del número, lo que trajo consecuencias que explicaremos en otro momento.

Como Latinoamérica fue uno de los temas centrales de Siembra, había que escudriñar también en su cosmología religiosa: la región rebosa de sincretismos y uno de ellos, bastante arraigado en Venezuela, es el de María Lionza, una diosa que mezcla indigenismo con la raza conquistadora y es protectora de las cosechas y cabeza de la Trinidad Venezolana (que incluye también al cacique Guaicaipuro y al Negro Primero). En su primer viaje a Caracas, Rubén quedó fascinado con la historia de esta diosa, permanentemente montada sobre el lomo de un tapir. Le llamó mucho la atención que hubiese, incluso, una estatua de ella en la isla central de la principal autopista caraqueña. Paula C., novia de Blades en aquel momento, mostró en una ocasión el ejemplar del libro que Rubén compró en Caracas para conocer más sobre esta diosa sobrenatural. Maria Lionza -dijo el cantante- nace como una respuesta del indígena al problema político que le planteaba la entrada de los españoles, con su poderío y tecnología, a Venezuela.
El arreglo, que combina guaracha, cumbia y mapeyé, fue escrito por Willie

En la montaña de Sorte, por Yaracuy
en Venezuela, vive una diosa

En la montaña de Sorte, por Yaracuy
vive una diosa, una noble reina
de gran belleza y de gran bondad
amada por la naturaleza e iluminada de caridad

Y sus paredes son hechas de viento
y sus techos hechos de estrellas
la luna, el sol, el cielo y las montañas sus compañeros
los ríos, quebradas y flores, sus mensajeros

Oh, salve reina, María Lionza
por Venezuela va con su onza y cuidando está
y va velando a su tierra entera desde el goajiro hasta Cumaná
cuida el destino de los latinos: vivir unidos y en libertad

María Lionza hazme un milagrito
y un ramo 'e flores te voy a llevar 


Ojos, a continuación, es una pieza que siempre suele estar en el repetorio de Rubén cuando se va de gira. Al menos las cuatro últimas veces que lo he visto en vivo la ha cantado. Pero no la compuso él. Es un poema del boricua Johnny Ortiz (compositor de temas como Catalina la O de Lluvia de tu cielo). La letras es estupenda y Rubén hizo un destacado trabajo en el pregón del montuno

Hay ojos de miles miradas
cristales que observan al mundo pasar
Ojos que encuentran fortuna
mirando a la luna y a su resplandor

Hay ojos que emanan ternura
y hay ojos de inmenso dolor
Ojos que en noches oscuras
viven de amarguras y desolación

Pero hay ojos que saben reír
hay ojos de eterno fulgor
Ojos que ven en las flores
de multicolores
la gracia de dios

Según he podido leer, Dime fue una exigencia de Willie. El quería que tuviese una canción de amor -o desamor-, porque todos los LPs incluían al menos una. Blades ha mostrado en muchas ocasiones su aversión a cantar temas románticos, pues considera que otros lo hacen mejor que él y a él, en realidad, lo que le interesa es la crónica social. Pero ni modo, si le pedían un desamor pues a cantarlo en chachachá

Dime cómo me arranco del alma esta pena de amor
 esta pena de amor, esta pena de amor
Dime cómo me arranco pa' siempre el inmenso dolor
de esta pena de amor, de esta pena de amor

Esta pena de amor que por siempre me acompaña
y que no me deja descansar
esta tristeza azul que me dejó tu despedida
y que no me deja ya soñar. Y que muerto en vida me va a dejar

Di, di, di, di cómo me arranco esta pena

Dime contó con la única moña de importancia en todo la grabación, y las texturas que dibujaron aquí los trombones son complejas e interesantes. Dieron un registro contenido pero rico en matices. Tal vez habría sido buena idea añadir algunos momentos como este en las otras canciones, pero esto es hablar de aguas pasadas. Lo curioso es que el mismo Willie dijo años después, ante la pregunta de qué le cambiaría a Siembra, que eliminaría Dime y María Lionza para suplantarlas por otras, aunque luego reconoció que igual ambas habían pegado. Mientras se creaba el concepto, Blades tenía también intenciones de incluir El cantante -que al final declinó grabarla para dársela a Héctor Lavoe y ayudarle a relanzar su carrera artística-, Tiburón y Ligia Elena. Estas dos últimas salieron publicadas en Canciones del solar de los aburridos, aunque al momento de remasterizar este álbum -hace cinco años- consiguieron una versión en merengue perdida entre las cintas magnetofónicas.
Willie y Rubén dejaron para el final la última declaración de intenciones: Siembra, una guaracha potentísima con un arreglo preciosista del argentino Carlos Franzetti, quien logró encajar la fuerza de este ritmo vertiginoso con los violines de la Filarmónica de Nueva York. En la letra, Rubén apostó de nuevo por las mismas ideas esbozadas en Plástico, e hizo que el disco culminase su concepto cerrando el mensaje ofrecido al comienzo

(Usa la conciencia, latino. No la dejes que se te duerma. No la dejes que muera)

Siembra, si pretendes recoger
siembra, si pretendes cosechar
Pero no olvides que de acuerdo a la semilla
así serán los frutos que recogerás

Siembra, si pretendes alcanzar
lo que el futuro te traerá
Pero no olvides que de acuerdo a la semilla
así serán los frutos que recogerás

Con fe siembra y siembra y tú verás

A medida que el montuno se iba desarrollando y el tempo de la canción se aceleraba -es una de las guarachas más rápidas que conozco-, Rubén intercaló ideas en casi todos los rincones del arreglo, incluso durante los mambos. El coro solo sirvió para mantener a tono el ritmo de las improvisaciones del cantante. Estamos de nuevo ante un mitin

Olvídate de lo plástico que eso nunca dejá na'. Siembra con fe en el mañana, nunca te arrepentirás
Recuerda que el tiempo pasa, no da fruto árbol caído. Lucha siempre por tu raza, nunca te des por vencido
Cuando lo malo te turbe y te nuble el corazón, piensa en América Latina y repite mi pregón
Y de acuerdo a la semilla así nacerán los frutos. Nunca olvides a Betances: en la unión está el futuro

Aquí, al mencionar a Ramón Betances, Blades concentró su mensaje en Puerto Rico, colonia estadounidense y cuna de la mayor diáspora latina de Nueva York. Betances está considerado el padre de la patria boricua y ha sido un ejemplo a seguir por los independentistas de la isla. Betances no luchó contra Estados Unidos (eso ya lo hizo Pedro Albizu Campos) sino contra España. Dicha esta aclaración el montuno seguía su camino

Olvida las apariencias, diferencias de color
y utiliza la conciencia para hacer un mundo mejor
Ya vienen tiempos buenos, el día de la redención
y cuando llamen los pueblos responde de corazón
tú verás, tú va' a ve'

Y cerraba haciendo referencias al plástico, al discomusic y todas sus manifestaciones

La semilla son los niños que el tiempo hará crecer, pero hay que dar el ejemplo pa' que pueda suceder
Olvida la travoltada y enfrenta la realidad, y da la cara a tu tierra y así el cambio llegará
Siembra cariño, siembra humildad y da frutos de esperanza a los que vienen detrás.

El disco se grabó en tres días, como dijimos más arriba, y estuvo sujeto a postproducciones durante unos dos meses. Rubén quería que la portada tuviese a varios niños de diferentes razas y por eso pusieron a un negrito, un mulatito, un blanquito y un indiecito (aunque a este último le rebanaran el culito). Las flores y árboles, llenos de esa estética comeflor que imperó en los 70, le dieron al álbum su imagen característica. Así quedó y así fue entregado a Jerry Masucci.

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Ahora volvamos de nuevo a las oficinas de Fania Records.
Atónitos, los tres djs terminan de oír las siete canciones. Se produce un silencio que dura algunos segundos, hasta que Masucci los interpela: bueno, ¿qué les parece el disco? Ellos empiezan a balbucear, a exponer sus dudas. Poco a poco todos coinciden en que el álbum no va a funcionar, que no va a ser un éxito. Uno de ellos, incluso, se envalentona y vaticina tajante que el LP se convertirá en la muerte musical y comercial de Willie Colón. Esas letras son muy largas, no le van a interesar a nadie y va a ser difícil programarlas en las estaciones de radio, sentenció la voz. Jerry y Víctor escuchan atentamente las opiniones y luego se despiden de ellos.
Cuando se van los locutores, Masucci y Gallo se miran a las caras, tragan grueso y apuran otro ron para amortiguar la noticia. Tampoco ellos estaban muy seguros de que Siembra llegaría a convertirse en un éxito.



(en la siguiente entrada, las reacciones al disco y su influencia dentro de la música latina)

8 comentarios :

  1. Tito Torres, Isabela, P.R.19 de noviembre de 2013, 2:46 p.m.

    En mi opinión personal, es uno de los mejores discos de Willie y Rubén (aunque todos los que hicieron (4) sonaron muy bien a excepción de The last fight que aunque tuvo canciones muy buenas como que le faltó algo. En definitiva, pienso que después de Siembra muchos quisieron imitar a Rubén con ese estilo de canciones y, pienso que Fania, Massucci y Cía. tienen que haber ganado bastantes $$$ con ese material discográfico porque después de más de tres décadas el disco lo han lanzado en todos los formatos habidos y por haber.

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  2. Excelente escrito, quedo expectante de la segunda parte de la entrada.

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  3. Impecable Juan...esperando la segunda parte de este artículo...cuando tengas tiempo, escribe sobre la Orquesta de la Luz. Gracias.

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  4. Escrito muy descriptivo estilo historiador que nos coloca como espectador en lugar de lector, en breves palabras, para decir que es un ¡excelente artículo!

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  5. Realmente sabes lo que haces y hacia donde apuntas. Tus conocimientos en el historial de la Salsa nos sirve de Libro de consulta y asimismo, despiertas el interés en buscar mas y mas cultura musical.Gracias Juan!

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  6. el album fue un total exitazo las 7 canciones en algunas versiones se incluye 8 con ligia elena pero fue de lo mejor el album incluia Pedro Navaja que debio ser el de opening o la cancion que da nombre al album me gusts el sonido de los trombones mucho mejor los acordes que la dimension latina pues tenian a unos mostros Leopoldo Pineda y Toñito Vszquez faltaba Reynaldo Jorge y Barry Rogerstain para ser ls Fania creo no estoy seguro que siembra gano el grammy award pueden confirmar si estoy en lo cierto

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    Respuestas
    1. Los trombonistas del álbum fueron Leopoldo Pineda, Sam Burtis, Jose Rodrigues y el mismo Willie Colón, que hizo algunos solos. Y no, ese álbum no ganó el Grammy, debió haberlo hecho, pero así son esos premios (y, de hecho, Willie Colón nunca lo ha ganado, algo sorprendente)

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