Un momento del concierto en el Cheetah |
En fin. Para los que no tienen ni somera idea de lo importante que fue para el género salsero la reunión de la FAS en el Cheetah de la calle 52 con 8va avenida el 26 de agosto de 1971, aquí les traigo una breve crónica.
El Cheetah (no el club très chic original que estaba en la calle 53 con Broadway, sino una segunda versión mucho más elemental inaugurada en 1968) tenía una enorme pista para 1.200 bailadores y una capacidad total de 2.000 personas. Fue uno de los primeros clubs de Midtown que se dedicó a programar música latina en los años 70, gracias a las artes del promotor Ralph Mercado, quien habló con uno de los dueños del local, Olivier Coquelin, para ofrecerle la posibilidad de manejar el sitio con público eminentemente latino.
Así se hizo y por un tiempo les fue de lo mejor, además.
A mediados de agosto de ese año, Mercado se encontró por casualidad con Jerry Masucci. Compartieron impresiones y lo bien que les iban los negocios. Masucci le comentó que tenía ganas de hacer un concierto para promocionar al sello disquero y Mercado le ofreció el Cheetah. A los pocos minutos ya habían decidido organizar la fiesta juntos. Lo antes posible. Ralph, que no era tonto, programó el asunto para un jueves y así no sacrificar el fin de semana con propuestas arriesgadas. En realidad, dado el éxito desigual de la reunión de la Fania en el Red Garter, cuatro años antes, ni él ni Jerry pensaron que el concierto podría tener un éxito rotundo. Este tipo de jam session suele ser seguida por melómanos aficionados, no por el bailador común. Pero igual había que dar el paso. Masucci habló con Pacheco y le avisó que, en apenas dos días, tenía que reunir a los músicos del sello que estuviesen en la ciudad, hacer algunos ensayos para el concierto del jueves y, lo más importante, decidir qué iban a tocar, mientras que él se encargaría de las promociones por prensa y radio.
Con más nervios que un bistec de tercera, Pacheco se reunió con Bobby Valentín y con Roberto Roena para definir el repertorio de esa noche, movió cielo y tierra hasta averiguar cuáles músicos estaban en la ciudad, les hizo la propuesta y casi los arreó a todos a ensayar.
Con el fin de garantizar un mayor éxito de asistencia, convocó a los directores de las bandas de Fania que más vendían: Ray Barretto en las tumbadoras, Larry Harlow en el piano, Willie Colón como tercer trombón, Roberto Roena en los bongós y Valentín en el bajo. A estos músicos se sumarían Barry Rogers y Reinaldo Jorge en los trombones, Roberto Rodríguez, Héctor bomberito Zarzuela y Larry Spencer en las trompetas; Orestes Vilató en los timbales y Yomo Toro en el cuatro. En las voces, la pléyade estaría integrada por Héctor Lavoe, Ismael Miranda, Pete el conde Rodríguez y Adalberto Santiago, que venían de las orquestas de Colón, Harlow, Pacheco y Barretto, respectivamente. Santos Colón y Cheo Feliciano, que ya tenían su nombre como solistas, estaban convocados. Pacheco tocaría la flauta y se encargaría de llevar la batuta.
Acudieron también Richie Ray y Bobby Cruz, que estaban de visita en la ciudad, para tocar uno de los temas del concierto: Ahora vengo yo.
Por si esto fuera poco, el concierto también llegó a ser filmado. Cuenta Harlow que, semanas atrás, había sido contactado por Leon Gast, un documentalista de New Jersey, quien mostró interés en filmar algún concierto de música latina. Masucci vio en eso una oportunidad más de promoción y accedió, siempre y cuando Fania se llevase el crédito. Así fue y ese día se presentaron Gast y cinco camarógrafos más, quienes filmaron todo el concierto en 16 milímetros. El resultado de este esfuerzo fue el legendario documental Our Latin Thing, recientemente remasterizado, que muestra con bastante tino cómo era la vida en el Harlem hispano en aquel entonces.
Una perfecta combinación.
En las reuniones preparatorias, Pacheco y Valentín acordaron dos temas: Quítate tú y Macho cimarrón. Y Roena les propuso incluir tambien Ponte duro. De esta forma se garantizaba que todos los vocalistas pudiesen participar y así mantener a raya los egos. La presentación, a cargo del legendario DJ de radio Symphony Sid y del propio Pacheco (aunque fue puesta como despedida en Our Latin Thing), daría paso a Descarga Fania, una versión de Trompeta y trombón que tocó Barretto a mediados de los años 60, remozada para hacer la presentación de la orquesta, con una juerga en los metales y un solo de bajo que es delicioso, la flauta de Pacheco al mejor estilo charangoso de los 60 y la descarga de pailas de Vilató que puso al Cheetah en el cielo. Se incluiría también Anacaona, un guaguancó del Tite Curet Alonso que estaba incluido en el primer disco como solista de Feliciano, recién publicado por Vaya Records, y Qué barbaridad, cantada por Miranda y Lavoe con una letra bastante modosa y pacata. Además, también está la guajira Estrellas de Fania. y Ahora vengo yo. Cuenta la leyenda que Quítate tú surgió durante las reuniones entre Pacheco y Valentín: ambos querían pasar a la vez por la puerta giratoria del hotel Howard Johnson (donde se habían citado), y no había espacio para los dos: quítate tú pa' ponerme yo. Les pareció perfecto incluirlo como tema estrella del concierto (dura más de 16 minutos), para que en él todos los cantantes salieran a improvisar, aguardando turno en el micrófono. Otro detalle a considerar es la elección de los músicos de soporte; los, digamos, no famosos (como es el caso de Zarzuela, Rogers, Vilató o Rodríguez). A diferencia de los conciertos posteriores de la marca, en este privó la calidad y no el marketing, y por eso -quizás precisamente por eso- la grandeza de estas grabaciones.
El día del concierto, el Cheetah parecía una gran lata de sardinas: entraron casi 4.000 personas, el doble de su capacidad, y quedaron fuera centenares que no pudieron acceder al club. Los músicos que vieron ese revolú en la calle no salían de su asombro. Y el asombro no cesó una vez pudieron entrar, tocar y comprobar en carne propia la energía que se desprendió el concierto. Asegura Harlow que nunca en su vida experimentó una sensación igual. Muchos de los que asistieron pensaron o mismo.
Y todos los que han escrito sobre esa noche en el Cheetah han llegado a la misma conclusión: la Fania All Stars jamás pudo repetir esa combinación de libertad e improvisación musical con éxito en las ventas. Porque de este par de discos que resumen el jam session de esa noche se vendieron cientos de miles de copias, el documental generó ventas en su tiempo de más de un millón de dólares y Fania dejó de ser una modesta marca neoyorquina para ir copando mercados y convertirse en la todopoderosa de la música latina de esa década, desplazando definitivamente a Tico Records (quítate tú pa' ponerme yo) e influyendo, para bien o para mal, en todo lo que se hizo en la región a nivel musical.
Por lo tanto, este par de discos son imprescindibles para entender la expresión salsera, y ninguna grabación posterior de FAS ha logrado superarlos.
A mediados de agosto de ese año, Mercado se encontró por casualidad con Jerry Masucci. Compartieron impresiones y lo bien que les iban los negocios. Masucci le comentó que tenía ganas de hacer un concierto para promocionar al sello disquero y Mercado le ofreció el Cheetah. A los pocos minutos ya habían decidido organizar la fiesta juntos. Lo antes posible. Ralph, que no era tonto, programó el asunto para un jueves y así no sacrificar el fin de semana con propuestas arriesgadas. En realidad, dado el éxito desigual de la reunión de la Fania en el Red Garter, cuatro años antes, ni él ni Jerry pensaron que el concierto podría tener un éxito rotundo. Este tipo de jam session suele ser seguida por melómanos aficionados, no por el bailador común. Pero igual había que dar el paso. Masucci habló con Pacheco y le avisó que, en apenas dos días, tenía que reunir a los músicos del sello que estuviesen en la ciudad, hacer algunos ensayos para el concierto del jueves y, lo más importante, decidir qué iban a tocar, mientras que él se encargaría de las promociones por prensa y radio.
Con más nervios que un bistec de tercera, Pacheco se reunió con Bobby Valentín y con Roberto Roena para definir el repertorio de esa noche, movió cielo y tierra hasta averiguar cuáles músicos estaban en la ciudad, les hizo la propuesta y casi los arreó a todos a ensayar.
Con el fin de garantizar un mayor éxito de asistencia, convocó a los directores de las bandas de Fania que más vendían: Ray Barretto en las tumbadoras, Larry Harlow en el piano, Willie Colón como tercer trombón, Roberto Roena en los bongós y Valentín en el bajo. A estos músicos se sumarían Barry Rogers y Reinaldo Jorge en los trombones, Roberto Rodríguez, Héctor bomberito Zarzuela y Larry Spencer en las trompetas; Orestes Vilató en los timbales y Yomo Toro en el cuatro. En las voces, la pléyade estaría integrada por Héctor Lavoe, Ismael Miranda, Pete el conde Rodríguez y Adalberto Santiago, que venían de las orquestas de Colón, Harlow, Pacheco y Barretto, respectivamente. Santos Colón y Cheo Feliciano, que ya tenían su nombre como solistas, estaban convocados. Pacheco tocaría la flauta y se encargaría de llevar la batuta.
Acudieron también Richie Ray y Bobby Cruz, que estaban de visita en la ciudad, para tocar uno de los temas del concierto: Ahora vengo yo.
Por si esto fuera poco, el concierto también llegó a ser filmado. Cuenta Harlow que, semanas atrás, había sido contactado por Leon Gast, un documentalista de New Jersey, quien mostró interés en filmar algún concierto de música latina. Masucci vio en eso una oportunidad más de promoción y accedió, siempre y cuando Fania se llevase el crédito. Así fue y ese día se presentaron Gast y cinco camarógrafos más, quienes filmaron todo el concierto en 16 milímetros. El resultado de este esfuerzo fue el legendario documental Our Latin Thing, recientemente remasterizado, que muestra con bastante tino cómo era la vida en el Harlem hispano en aquel entonces.
Una perfecta combinación.
En las reuniones preparatorias, Pacheco y Valentín acordaron dos temas: Quítate tú y Macho cimarrón. Y Roena les propuso incluir tambien Ponte duro. De esta forma se garantizaba que todos los vocalistas pudiesen participar y así mantener a raya los egos. La presentación, a cargo del legendario DJ de radio Symphony Sid y del propio Pacheco (aunque fue puesta como despedida en Our Latin Thing), daría paso a Descarga Fania, una versión de Trompeta y trombón que tocó Barretto a mediados de los años 60, remozada para hacer la presentación de la orquesta, con una juerga en los metales y un solo de bajo que es delicioso, la flauta de Pacheco al mejor estilo charangoso de los 60 y la descarga de pailas de Vilató que puso al Cheetah en el cielo. Se incluiría también Anacaona, un guaguancó del Tite Curet Alonso que estaba incluido en el primer disco como solista de Feliciano, recién publicado por Vaya Records, y Qué barbaridad, cantada por Miranda y Lavoe con una letra bastante modosa y pacata. Además, también está la guajira Estrellas de Fania. y Ahora vengo yo. Cuenta la leyenda que Quítate tú surgió durante las reuniones entre Pacheco y Valentín: ambos querían pasar a la vez por la puerta giratoria del hotel Howard Johnson (donde se habían citado), y no había espacio para los dos: quítate tú pa' ponerme yo. Les pareció perfecto incluirlo como tema estrella del concierto (dura más de 16 minutos), para que en él todos los cantantes salieran a improvisar, aguardando turno en el micrófono. Otro detalle a considerar es la elección de los músicos de soporte; los, digamos, no famosos (como es el caso de Zarzuela, Rogers, Vilató o Rodríguez). A diferencia de los conciertos posteriores de la marca, en este privó la calidad y no el marketing, y por eso -quizás precisamente por eso- la grandeza de estas grabaciones.
El día del concierto, el Cheetah parecía una gran lata de sardinas: entraron casi 4.000 personas, el doble de su capacidad, y quedaron fuera centenares que no pudieron acceder al club. Los músicos que vieron ese revolú en la calle no salían de su asombro. Y el asombro no cesó una vez pudieron entrar, tocar y comprobar en carne propia la energía que se desprendió el concierto. Asegura Harlow que nunca en su vida experimentó una sensación igual. Muchos de los que asistieron pensaron o mismo.
Y todos los que han escrito sobre esa noche en el Cheetah han llegado a la misma conclusión: la Fania All Stars jamás pudo repetir esa combinación de libertad e improvisación musical con éxito en las ventas. Porque de este par de discos que resumen el jam session de esa noche se vendieron cientos de miles de copias, el documental generó ventas en su tiempo de más de un millón de dólares y Fania dejó de ser una modesta marca neoyorquina para ir copando mercados y convertirse en la todopoderosa de la música latina de esa década, desplazando definitivamente a Tico Records (quítate tú pa' ponerme yo) e influyendo, para bien o para mal, en todo lo que se hizo en la región a nivel musical.
Por lo tanto, este par de discos son imprescindibles para entender la expresión salsera, y ninguna grabación posterior de FAS ha logrado superarlos.
ESTA BANDA REVULUCIONO LA MUSICA SALSA CON TODOS ESTOS ESPONENTES EN ESOS TIEMPOS
ResponderBorrarEN ESTE NUMERO ANACAONA CHEO FELICIANO HACE ALARDE DE SU MAJISTRAL VOZ Y FACILIDAD DE EJECUTAR LAS MAS ALTAS NOTAS DE SU ESENCIALIDAD DEL SONEO Y EN EL CORO ISMAEL MIRANDA, ADALBERTO SANTIAGO TERRIBLE CONBINACION
ResponderBorrarBRAVO!! Una vez mas... Deseando ver el documental
ResponderBorrarConcierto,pelicula,disco,marcaron una generacion de fanaticos del sabor de seguidores del ritmo de amantes de la salsa,vi la pelicula en 1972 en el cine Continental,frente al Congreso o Capitolio Federal,no me acostumbro a llamarlo Asamblea
ResponderBorrarEstas producciones generaron una marca personal tanto para la salsa, en la que fania sacó el mayor de los provechos, aparte de que la sonoridad natural del concierto no pudo repetirse y marco el disparo que le hizo falta en los 60´s a la musica latina para ser a partor de ese momento referencia obligada para las siguientes producciones, aprte de la naturalidad durante la grabación de la película "Our Latin Thing",donde se nota el mundo del latino en el Bronx, donde se remarca el origen de la salsa, sus influencias de Cuba y Nueva York, situación diferente en la película salsa, donde se resalta la salsa en New York como la cuna de la misma, vaya cosas, no?.Saludos desde caracas, venezuelaq su pana cybernautico Williams
ResponderBorrarA pesar de que trataron de hacer presentaciones similares, nunca pudieron repetir esa química generada esa noche del 26 de agosto de 1971. Pero si vale la pena destacar que en otras presentaciones se vio esa intención por hacer novedoso el sonido sin perder la calidad, prueba de eso fue el montuno "Congo Bongó" que pese a lo irregular de su grabación original en la fracasada presentación del Yankee Stadium en
ResponderBorrar1973, pudo reponer su verdadera potencia y remosar de calidad y suficiente dureza en el concierto del Coliseo Roberto Clemente de Puerto Rico, colocando en primer plano a los colosos Barreto Vs. Mongo Santamaría en un duelo musical unico y sobresaliente, donde la combinación vocal al inicio de Hector Lavoe y la culminación con Cheo Feliciano pone de testimonio que esa calidad podía perdurar. Pero tantos cambios en su staff por los mencionados egos condenaron posteriormente a la FAS a intentar crossover sin sentido, un vacío creativo y trabajos musicales muy simples y adornados para lograr simpatía con lo comercial y dejarse llevar por las bondades del inero para mantener ganancias y mantener el nombre como el emporio de la musica latina. Aun así pienso que a pesar de lo geniales que fueron, esa calidad y esencial musical que nació en la noche del Cheetah quedará como una deuda perpetua a todos los que soñamos ver en vivo semejante muestra de maestría musical en estos rincones de nuestra América Latina.
Es posible, pero tal vez si siempre la FAS hubiese sonado bien, el concierto del Cheetah no sería tan especial como lo es ahora. El punto es que sonaron estupendamente y eso es lo que importa como melómanos :)
ResponderBorrarA todos, gracias por sus palabras.
Estimado Juan Ignacio. En 1933 se estrenó en Cuba la obra de teatro "Quitate tu, pa ponerme yo". Posteriormente en los años 50, puede ser entre el 56 y 57 se creó la Charanga "La Sublime" que entre sus temas estaba "Ahora canto yo" donde se escuchaba el ya conocido estribillo "Quitate tu......". Tito Rodriguez graba una versión de esa canción bajo el nombre "Ahora me toca a mi". Estos son antecedentes que también deberían considerarse al momento de conocer el origen del famoso tema o verso. No puedo negar, porque no estuve presente en ese momento, la versión del maestro Johnny Pacheco, no obstante es bueno tomar en cuenta estos detalles históricos que complementan nuestros conocimientos. Un abrazo en la Salsa.
ResponderBorrarUna corrección: el tema de la sublime es "Ahora bailo yo".
ResponderBorrarSiempre me ha quedado la duda si los únicos temas que tocaron esa noche fueron los 8 que efectivamente salen en los dos discos o se tocaron mas. Un abrazo y gracias por el post Juan Ignacio.
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