Bobby Rodríguez y La Compañía Dominique
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El Joyous Lake es una casa muy grande que fue convertida en bar. Está localizada en Woodstock y se usó durante muchos años para albergar conciertos. Ahora está cerrada y sus dueños la han puesto a la venta, pero en los años 70 fue uno de los hotspots musicales más importantes del Estado de Nueva York. Estuvo inicialmente decorada con adornos de madera hechos por artistas locales, muy a la usanza de todo el movimiento hippie que pululaba por la zona (no olviden que a pocos kilómetros, en Bethel, se organizó el archifamoso Woodstock Festival). Gracias al magnetismo del topónimo, llegó a tener un renombre dentro del circuito musical estadounidense, y
esa estela atrajo a numerosos grupos y músicos que estaban interesados en tocar en su escenario. Artistas de la talla de Pat Metheny, Paul Rishel, Annie Raines o Phish -que se presentaron de improviso y montaron un buena jam- integran la larga lista de performances.
En ese listado aparece también Bobby Rodríguez y La Compañía, quienes realizaron un concierto en 1976 que fue grabado y editado por Vaya Records, una de las subsidiarias de Fania, con el obvio título de Salsa at Woodstock.
Ya va. ¿Bobby Rodríguez y La Compañía? No se trata del bajista que colaboró en la Alegre All Stars en los años 60, sino de un nuyorican del Spanish Harlem, de los pioneros en eso de aventurarse a tocar salsa en inglés, que no hizo más que seguir la estela de Joe Bataan -participó durante varios años en su orquesta- y el latin funk que venía sonando desde mediados de los años 60 en el lado B de la ciudad.
Un poco a la sombra, aturdido ante tanta salsa y bembé.
Rodríguez formó La Compañía un año antes, y ya para la fecha de este concierto había publicado un disco que lograría traspasar la barrera del anonimato gracias a El número 6, una fresca guaracha compuesta por Rubén Blades sobre los retrasos de la Línea 6 del subway de Nueva York, que los catapultó a la fama. La banda tenía una organización parecida a las orquestas de la década anterior: Bobby se encargaba de la flauta, el saxo y el clarinete, Joe Wohletz hacía lo suyo en la trompeta, José de León tocaba las congas, Al Dorsey le daba al piano, Pastor Negrón al bajo, Charlie Salinas a los timbales y Eddie Hernández se encargaba del trombón y la vocalización en inglés. Los cantantes en spanish eran Junior Córdova y José Acosta.
Izzy Sanabria hizo esa noche de MC.
Como bien apuntó César Miguel Rondón en El libro de la salsa, la diferencia entre lo que tocaba La Compañía y lo grabado en los años 60, cuando el boogaloo era la tónica mayor, radica en que el canto en inglés en esos años fue impuesto por la necesidad que tenían de abrirse al mercado anglo, mientras que los temas que se lanzó Bobby con su orquesta asumían por igual el inglés y el español. El plan no era renegar de sus orígenes, sino tener la conciencia que ser gringo formaba, también, parte de ese origen.
Como bien apuntó César Miguel Rondón en El libro de la salsa, la diferencia entre lo que tocaba La Compañía y lo grabado en los años 60, cuando el boogaloo era la tónica mayor, radica en que el canto en inglés en esos años fue impuesto por la necesidad que tenían de abrirse al mercado anglo, mientras que los temas que se lanzó Bobby con su orquesta asumían por igual el inglés y el español. El plan no era renegar de sus orígenes, sino tener la conciencia que ser gringo formaba, también, parte de ese origen.
Total, lo que les apetecía era tocar charangas o guaguancós, y soltarlos con la misma festividad. En inglés, en español o en espanglish.
Daba igual.
Prueba de ello es el primer tema del disco, Sunday Kind of Love, un standard del mundo del jazz pero en clave guapachá, con unos arreglos en la onda del gran Tito Rodríguez, un solo de clarinete por demás solvente de Bobby, y otro de trombón muy suave y fiero a la vez, de Hernández. Comenzar con este tema fue muy inteligente, ya que animó de entrada al público (mayoritariamente de la zona, supongo, que habrán ido con ganas de exotismo). Le sigue un son montuno, El buzón, esta vez en español, con el canto de barrio como carta de presentación, un arreglo efectivo del propio Bobby y juego de trompeta y trombón en las moñas que debió haber dejado al gentío extasiado.
Next: A bailar salsa, otra charanga con otro solo más de trombón de Hernández que levanta el aplauso de los asistentes (aunque le deba parte del afinque al entrompar el instrumento a lo Barry Rogers). Y más adelante una descarga, Workout, esta sí instrumental en la que todos los músicos brillan en pleno esplendor.
Viene a continuación otro tema de Blades, What Happened, puro espanglish, que fue grabado al margen del concierto. Rondón dice que la jugada fue por precaución, pero me huele más bien a que la toma en directo no quedó de lo mejor -y no podían repetirla- o que fue un tema de relleno para el disco. Como haya sido, el arreglo es muy fresco, casi divertido, con un comienzo que toma notas del Yankee Doodle y del jazz al más puro estilo Nueva Orleáns.
Y un coro pegajoso, además:
What happened, I don't know
Me dicen que por borracho, José en la acera cayó
What happened, I don't know
They tell me that drunken Joe while drinking felt of his nose
Aparece otra charanga: No lo niegues, con un buen solo de trompeta de Wohletz -muy cubano, además- y un juego de notas con el trombón. En La más fea se recurre otra vez al cancionero clásico cubano (si me toca bailar con la más fea / si baila bueno no me importa na') y Ahora te toca a ti, con un arreglo notoriamente salsero, una letra con desplante amoroso muy a la usanza de la época, un buen solo de saxo de Rodríguez y un arreglo de lo más chévere en los metales.
Con una noche a la semana en El Corso Club de Manhattan y la agenda no desprovista de bailes, La Compañía colmó durante varios meses las expectativas de los melómanos y bailadores de la ciudad, aunque su fama no se derramó lo suficiente por la cuenca del Caribe. Un desgano en las siguientes producciones -animado, probablemente, por el propio desgano que sufrió la expresión neoyorquina- terminaron alejándola del spotlight. Pero quedaron grabaciones como esta. Refrescantes, sabrosas.
Y con el añadido del directo, que siempre gusta más.
Los agradecimientos del disco terminan con un special thanks to all the stoned people in Woodstock, jejeje.
Y es que el público suena entregadísimo. Habría sido genial verlos en mitad de la rumba.
Apenas conocia dos piezas de este excelente disco,es una lastima que en su momento no le dieran mucha difusion,pensaron que no eran muy comerciales.Gracias de nuevo panal por regalarnos esta joya
ResponderBorrarNo habias escrito antes sobre esto?...bueno, igual me lo lei, pero creo que busque el disco anteriormente para oirlo, luego que lei otra de tus notas... Igual el disco es un portento...y bueno, hacia rato que no venia por aca
ResponderBorrarLa pieza de Ruben "what happened", le fue realizado un arreglo de muchísima calidad, tanto que cuando su autor la canto a junto a willie, sentí en lo personal que no alcanzo el mismo nivel que Bobby le imprimio. Gracias...
ResponderBorrarEs un discazo y seguirá vigente hasta la llegada del juicio final.
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