Los rikos también tienen sentimiento, tú

                                               José Cheo Feliciano                            (Codigo Music Group)

Antes de que me interpelen y exijan el carnet de buena conducta, que les veo las intenciones, aclaro públicamente que admiro muchísimo a ·Cheo Feliciano· porque es uno de los cantantes que mejor frasea en todo el Caribe, he disfrutado mucho las veces que le he oído cantar en vivo -que han sido varias-, tiene un timbre potente, muy agradable, un buen desempeño en el montuno, entona el bolero como pocos y es, además, el cantante favorito de Eddie Palmieri 

(y yo al Maestro le hago mucho caso).

Como muchos críticos musicales y estudiosos han generado diversas variantes de la salsa (gregoriana, matancera, erótica, narrativa, etc), yo me atrevo a decir aquí, también públicamente, que Cheo cayó en varias ocasiones en eso que me atrevo a llamar salsa demagógica.
Sí, demagógica. Porque hay pocas letras más farsantonas -como diría mi amigo Marco Tulio- que la guaracha que le compuso Tite Curet Alonso: Los entierros, incluida en el disco Estampas de 1979.
Sí, vuelvo a sacar el carnet... ajá, aquí está: Catalino fue un estupendísimo compositor, alma boricua de la música caribeña, genial en los versos y la métrica, pero a veces demagogo y con cierto tufillo a resentimiento social que perturba. La salsa, señoras y señores, está para escuchar y para bailar, para acoger muchas narraciones, para exponer quejas y enviar mensajes, para enamorar o para mandar a alguien al carajo.
No está para demagogias como esta:

En los entierros de mi pobre gente pobre

Las flores son de papel, las lágrimas son verdad

No es como en otros funerales de la vida

En donde el llanto es mentira y hay mucha flor natural.

Qué más perfume que la lágrima sentida 

Que identifica el sufrimiento de la gente

Porque las flores ya mañana se marchitan

Y el cementerio es un olvido indiferente.

Mi gente pobre siempre vuelve al camposanto

Sembrando una flor de llanto con amor y voluntad

Las amapolas del cariño verdadero 

Son el mayor homenaje de mi gente de arrabal.

En los entierros de mi pobre gente pobre

Cuando se llora es que se siente de verdad.

A ver, Cheo querido: los ricos también lloran con sentimiento, porque es algo inherente al ser humano. Los que lloran de mentira son los hipócritas y los farsantes, y a esos se les encuentra en todos los círculos sociales. En todos. Entiendo que haya habido una deuda histórica con las personas de escasos recursos en América Latina, que fueron puestos a un lado durante muchos años, que hay una exclusión que debe ser minimizada -y se está haciendo con éxito en diversos países-, que hay mentiras detrás del oropel, pero eso no da pie a caer en estas tonterías como asegurar -porque algunos como tú han llegado a hacerlo- que ser marginal es bueno, que las favelas y ranchos son el ideal de vida y que tener dinero es caca. Ese fraseo absurdo se ha repetido insistentemente en todo el mundo, pero más aún en los países más pobres con resultados por todos conocidos.
Y no voy a señalar.

A ver, Cheo admirado: es posible que quisieses cambiar esa imagen de cantante romántico que publicitaste durante mediados de los 70, repartiendo rosas rojas en los conciertos y asumiendo posturas un tanto cursis, que poco tenían que ver con la expresión salsosa que se estaba desarrollando. O que te hayas visto influenciado por el exitazo que obtuvo Rubén Blades cantando esas canciones con temas sociales y quisiste seguir ese rumbo.
Pero, ojo, Rubén es un cronista y sólo narra lo que ve: expone los pros y los contras de sus personajes, y que cada quien saque sus conclusiones. Las canciones que escogió Cheo, en cambio, son un homenaje al populismo más rampante. Porque Tiempo muerto, que habla sobre el fin de la zafra, termina siendo una acusación para el dueño de los campos de azúcar, por haber dejado con hambre a la gente cuando ya no había que recoger la caña. Una frase del montuno suelta cosas como: en nombre de la ley se deja de comer.
¿Alguien del público me lo puede explicar, por favor?
Además está Desahogo, una plena cuyo coro dice, así sin complejos: no tengo casa y me mato haciendo casas de otros, con ese populismo que Feliciano utilizó luego en Juan Albañil, incluida en su álbum Sentimiento tú.

El disco cuenta también con algunos boleros -solventes pero no destacables- y una canción, Así soy, que termina siendo lo mejor de esta mediocre y mal envejecida producción, a pesar de haber contado con arreglos de Marty Sheller, Louie Ramírez y Papo Lucca. Porque las canciones son frágiles, no cuentan con una potente base rítmica y suenan, ¡oh, paradoja!, demasiado sofisticadas para la demagogia que están transportando.
Estampas es uno de esos ejemplos -la salsa cristiana es otro de ellos- que definen a una expresión salsosa que se estaba saliendo de su eje, perdiéndose por callejones ajenos que la alejaban de su condición primaria: hacer la crónica del barrio que la vio nacer y desarrollarse.